Historia del himno Qué felicidad con Jesús estar

El descanso es algo que todos anhelamos, no solamente el descanso después de un día agotador de trabajo, sino más aun descansar en un lugar seguro que sirva de refugio para nuestro corazón agobiado. No puede haber lugar más seguro que los mismos brazos de nuestros Señor Jesucristo.

Anthony Showalter

Anthony Showalter es un nombre no muy conocido entre los himnos en castellano, sin embargo, fue ampliamente conocido en el sur de los Estados Unidos por su aporte en la publicación de más de 130 himnarios a finales de 1800 y principios de 1900.

Este destacado músico se interesaba grandemente en enseñar a otros más jóvenes el canto cristiano, dirigiendo varias escuelas de música asociadas a las iglesias. Su interés en la enseñanza, así como su interés personal en cada uno de sus estudiantes, le permitió mantener contacto con sus estudiantes incluso después de que ya habían terminado sus estudios de música.

Un día, en el año 1887, recibió dos cartas de antiguos estudiantes suyos. Ambos estudiantes estaban pasando por una prueba muy grande y cada uno relataba que había perdido a su esposa, sus corazones estaban quebrantados.

Showalter abrió su Biblia buscando algún versículo que pudiera ser de consuelo para aquellos jóvenes y llegó a Deuteronomio 33.27, que dice: “El eterno Dios es tu refugio, y acá abajo los brazos eternos”. Al meditar en esta porción de las Escrituras, le vino a la mente las palabras:

Descansando, en los brazos del Señor Jesús

Escribió cartas a cada uno de sus apreciados estudiantes, y luego tomó papel para escribir una carta a su querido amigo y hermano en Cristo Elisha Hoffman. Su carta decía:

Aquí está el coro para un buen himno basado en las palabras de Deuteronomio 33:27, pero no me viene a la mente ninguna letra para las estrofas.

Unos días después, recibió de vuelta la respuesta del Sr. Hoffman con tres estrofas para este precioso himno que tanto consuelo a traído a muchos:

¡Qué felicidad, con Jesús estar
en los brazos del Señor Jesús!
No se temerá del furioso mar,
en los brazos del Señor Jesús.

Descansando en los brazos del Señor Jesús,
descansando en los brazos del Señor Jesús.

(Otra traducción del himno es el himno Dulce comunión la que gozo ya)

Después de recibir el poema completo, Showalter se sentó en el piano y sacó de su bolsillo aquel poema y, antes de llegar la noche, había compuesto la música que usamos hoy.

Fuente:
Then sings my soul, por Robert J. Morgan
Leaning on the everlasting arms, www.hymnologyarchive.com

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