Historia de Sublime Gracia

Historia del himno Sublime Gracia – Juan Newton

Juan Newton

Juan Newton

Juan Newton nació en Londres el 24 de julio de 1725. Su madre fue una mujer devota que procuró llenar su mente de las Escrituras, sin embargo, murió cuando Juan estaba por cumplir los 7 años. A pesar de vivir muchos años en rebelión, lejos de Dios, esa semilla sembrada temprano en su vida llevaría su fruto a su debido tiempo, como lo dice el sabio “Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás” (Eclesiastés 11:1).
Después que su madre murió, Juan fue poco a poco cayendo en los mismos malos hábitos de otros niños a su alrededor. Su padre, un experimentado marinero, lo llevó a navegar desde que tenía 11 años, sin embargo, tuvo poca influencia en su vida. El carácter de Juan era rebelde e inestable y con el tiempo fue perdiendo todo interés en las cosas espirituales. En algunas oportunidades procuraba leer las Escrituras y trataba de llevar una “vida religiosa”. Funcionaba por un tiempo, pero pronto se cansaba y venía a ser peor que antes. Su lenguaje vino a ser un reflejo de lo que expresa Romanos 3:13-14 “Sepulcro abierto es su garganta; con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios; su boca está llena de maldición y de amargura”. Ese ciclo entre una vida “piadosa” y las profundidades del pecado, se repitió en muchas ocasiones haciendo el corazón de Juan cada vez más duro.

En uno de sus muchos viajes en el mar, tuvo un compañero con quien entabló largas pláticas sobre temas espirituales. Al principio, el hombre le hablaba muy bien de Dios, pero cuando ya había ganado su confianza le confrontó con argumentos muy astutos para hacerle adoptar el pensamiento libre y negar la necesidad de Dios en la vida del hombre.

Mi memoria ya casi se me ha ido, pero hay dos cosas que recuerdo: que soy un gran pecador, y que Cristo es un Gran SalvadorJuan Newton
Mientras prestaba servicio como marinero en un barco se escapó para buscar suerte en otros buques. Fue arrestado por una compañía de soldados quienes le llevaron como un malhechor por las calles de Plymouth. Fue puesto en confinamiento por dos días. Luego lo mantuvieron con grillos y públicamente le desnudaron y azotaron. Todos sus compañeros le olvidaron y ninguno quiso ayudarle para no meterse en problemas. Juan fue degradado de su posición de oficial de marina al nivel más bajo de marinero, expuesto a los insultos de todos. Aunque sabía que había recibido el trato justo por lo que había hecho, su orgullo le impedía reconocerlo. Cuando finalmente fue liberado todo era miseria y oscuridad, llegando a pensar que la única manera de terminar con su desgracia era quitándose la vida. Había llegado a tener un resentimiento tan fuerte hacia el capitán que incluso hizo planes para matarlo. Nuevamente, las palabras de Romanos 3:15-18, describen muy bien la situación de Juan para estos momentos “Sus pies se apresuran para derramar sangre; quebranto y desventura hay en sus caminos; y no conocieron camino de paz. No hay temor de Dios delante de sus ojos”.

La paciencia y misericordia de Dios libraron de la muerte a Juan en varias oportunidades. Una de esas oportunidades fue cuando se embarcó para ir a África. Su sueño era el de hacer riquezas en el mercado de esclavos. Su nuevo patrón se mostró generoso al principio, pero rápidamente, influenciado por la mujer con que vivía, Juan fue tratado más bien como un esclavo. Entre la enfermedad y el maltrato, Juan procuraba sobrevivir. Cuando la mujer estaba de buen humor, le daba la comida que sobraba, la cual Juan devoraba enseguida. En una oportunidad, Juan estaba tan débil que ni siquiera pudo cargar el plato con las sobras de comida. En ocasiones, incluso los esclavos se apiadaban de él para llevarle algo de comer. Después de un año viviendo en las condiciones más míseras, aquel cruel hombre a quien servía le dio permiso de irse con otro patrón y sus circunstancias cambiaron.

Historia de Sublime GraciaPoco después Juan embarcó nuevamente para regresar a Inglaterra. Durante ese viaje, mientras dormía, Juan se despertó repentinamente por la violencia del viento y el mar. El camarote donde estaba se llenó de agua y lo que se oía desde la cubierta era que el barco iba a hundirse. No importa los esfuerzos que hacían, el agua llenaba rápidamente el barco. Esta tempestad duró varios días. Con la inminencia de la muerte por delante, Juan comenzó a considerar nuevamente las Escrituras en su mente y a despertar a la necesidad de clamar por misericordia. Sólo se preguntaba, “¿cómo puede haber misericordia para un hombre como yo?” Comenzó a pensar en el Señor Jesucristo y a recordar lo que había sido enseñado en relación a Su vida perfecta y Su muerte en la cruz por los pecados del mundo. Había quedado convencido de la necesidad de la reconciliación entre un Dios justo y el alma del pecador, el evangelio le hizo ver una luz de esperanza en su corazón. Juan Newton lo describe: “La poderosa mano de Dios finalmente me había alcanzado” y añade “Estaba en la necesidad de un Salvador Todopoderoso y fue ese Salvador que encontré descrito en el Nuevo Testamento. El Señor había obrado milagrosamente: Ya no era ateo. Renuncié de corazón a lo profano. Había sido tocado por el sentimiento de una misericordia inmerecida al haber sido librado de tantos peligros. Estaba arrepentido por mi vida pasada desperdiciada y había sido transformado. Fui librado del hábito de la blasfemia, que parecía estar tan arraigado en mí, casi como una segunda naturaleza. Desde donde lo vieran, era un hombre nuevo”.

Juan Newton luego llegó a ser el capitán de un barco de esclavos. En ese entonces, tristemente, el tráfico de esclavos era visto como algo muy normal. Su propio crecimiento espiritual le permitió comprender las barbaridades del tráfico de esclavos, así que Juan Newton se convirtió en un fuerte enemigo de la esclavitud y llegó a ser el mentor de William Wilberforce, quien lideró la campaña para la abolición de la esclavitud en Gran Bretaña.

Juan Newton se casó con Mary Catlett en 1750. Su vida y escritos fueron de gran influencia para muchos. Murió el 21 de diciembre de 1807.

Juan Newton escribió el conocido himno “Sublime Gracia”, que describen su propia vida y cómo Dios tuvo misericordia de él. Al final de su vida dijo: “Mi memoria ya casi se me ha ido, pero hay dos cosas que recuerdo: que soy un gran pecador, y que Cristo es un Gran Salvador”.

En la lápida de su tumba están grabadas las palabras: “Juan Newton, clérigo. Una vez un impío y libertino. Siervo de esclavos en África fue por la misericordia de nuestro Señor y Salvador Jesucristo preservado, restaurado, perdonado y escogido para predicar la fe que por tiempo procuró destruir”.

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