Historia del himno En presencia estar de Cristo

“En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia; estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza” (Salmo 17:15)

El Salmo 17 es una oración de David. Es la oración de uno que disfruta de la presencia de Dios en su vida. Sabe que en la presencia de Dios puede obtener RESPUESTA, por eso dice, “De tu presencia proceda mi vindicación”. Cuando pasa por las pruebas encuentra seguridad de que en la presencia de Dios encuentra REFUGIO. “Tú que salvas a los que se refugian a tu diestra”. Uno que ha disfrutado en su vida la presencia de su Dios anhela el día en que pueda estar cara a cara delante de su Salvador, plenamente satisfecho y disfrutando de su REPOSO. Como dijo Pablo: “Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido” (1 Corintios 13:12). 

Grant Tullar fue invitado a cenar en un hogar en Rutherford, Nueva Jersey. Mientras disfrutaban de la amable hospitalidad, la conversación se dirigió a los sufrimientos de Cristo. Tullar se levantó de la mesa y se dirigió al piano de la familia. Allí comenzó a tocar una melodía que había creado y la poesía se refería a los sufrimientos de Cristo. “Todo por mí el Salvador sufrió, todo por mí Él sangró y murió”. La melodía era dulce sonido al oído, sin embargo, Tullar no estaba completamente convencido de la calidad de la poesía, por lo que pensó que necesitaba pulirla mejor. 

Al día siguiente Tullar recibió una carta de Carrie Breck. Carrie, sin duda, disfrutaba poner en práctica el don que Dios le había dado de escribir poemas. Aunque tenía cinco hijos, no importa lo que estuviera haciendo, si fuera limpiando la casa, cargando un niño o lavando los trastes, su mente siempre estaba activa creando nuevos y hermosos poemas de alabanza al Señor. Escribió más de mil himnos, muchos de ellos publicados en himnarios en inglés. 

La carta que le había enviado a Tullar contenía varios poemas que había escrito. Uno era: 

En presencia estar de Cristo,
ver su rostro, ¿qué será?
Cuando al fin en pleno gozo
mi alma le contemplará. 

Cara a cara espero verle
más allá del cielo azul.
Cara a cara en plena gloria,
yo veré al Señor Jesús. 

Como Carrie Breck sabía que Grant Tullar era un gran músico y disfrutaba poniendo música a los poemas, ella se los enviaba a fin de que sus prosas pudieran ser cantadas. Para sorpresa de Tullar, este poema encajaba perfectamente en la melodía que él había usado el día anterior, de hecho, transmitía mejor el mensaje con este poema. Así es como, de forma muy sencilla, pero dirigida por Dios, disfrutamos de este hermoso himno que nos hace mirar al momento cuando “estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza”. 

Sólo tras oscuro velo
hoy le puedo aquí mirar,
mas ya pronto viene el día
que su gloria ha de mostrar. 

¡Cuánto gozo habrá con Cristo
cuando no haya más dolor,
cuando cesen los peligros
y ya estemos en su amor! 

Cara a cara, ¡cuán glorioso
ha de ser así vivir!
¡Ver el rostro de quien quiso
nuestras almas redimir! 

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