Historia del himno Oh profundo amor de Cristo – Samuel Trevor Francis

A fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento Efesios 3:17-19

F. B. Meyer escribió: “El Poeta es un creador, de acuerdo al antiguo pensamiento griego. Él construye, pero hace más; revela esos pensamientos e ideas divinas que son la base sobre la cual reposa nuestra vida. Es imposible para la mayoría de nosotros ver estas escenas, escuchar estas palabras o comprender estas armonías sublimes. Somos muy torpes y preocupados, pero el oído del poeta es vivo y su corazón alerta”.

Esto lo dijo en relación con uno que, sin duda, se destacó en la poesía, ya que mostraba de manera fina y profunda estas hermosas verdades: Samuel Trevor Francis. La cita del Sr. Meyer continúa: “El Sr. Trevor Francis ha visto y oído más que la mayoría de nosotros, y ha vestido sus conceptos en un lenguaje de considerable elevación y poder, pero algunos de los temas sobre los cuales escribe son trascendentales en su significado y los pensamientos y lengua mortales se quedan atónitas ante tal peso de gloria”.

Samuel Trevor Francis nació el 19 de noviembre de 1.834 en Chestnut, Inglaterra. Tuvo el privilegio de tener padres que le enseñaran las Escrituras desde muy pequeño. Aprendió a leer con la Biblia, siendo la Palabra de Dios su libro de texto durante sus primeros años. Tenía un interés especial por la poesía y desde los 9 años ya escribía poemas. Se unió al coro de la iglesia y cantaba con emoción los himnos, sin embargo, esas palabras no era una realidad en su propia vida.

Siendo un joven, su padre hizo arreglos para sus estudios. Tenía 12 meses estudiando para practicar medicina cuando la tragedia de la muerte de su padre cambió sus planes completamente. Se fue a vivir con tío a Hull, Inglaterra. Fue allí donde conoció al Sr. Akester, quien llevaba a cabo estudios bíblicos con los jóvenes. Un día el Sr. Akester invitó a Samuel para que viera cómo “enterraban a un hombre vivo”. Le explicó que se trataba del bautismo de un creyente. En aquel lugar, Samuel escuchó una clara y contundente predicación del evangelio.

Cuando tenía 19 años, se mudó a Londres. Estando allí escribió: “Camino a casa del trabajo tenía que cruzar el puente Hungerford, al sur del río Tames. Era una noche de invierno con viento y lluvia y en la soledad de esa caminata clamé a Dios por misericordia. Parado en el puente y mirando las oscuras aguas del río; la voz del enemigo me susurraba: 'termina con toda esta miseria'. Quité de mí ese pensamiento maligno y, en ese momento, de repente un mensaje se clavó a mi propia alma: '¿Crees en el Señor Jesucristo?' Inmediatamente respondí: 'Creo, y pongo mi completa confianza en Él como mi Salvador'”. Había nacido de nuevo (Juan 3:3).

El joven Samuel comenzó a crecer espiritualmente. Fue grandemente utilizado en esfuerzos evangelistas, especialmente en la predicación al aire libre. Cuando los señores Moody y Sankey estuvieron en Londres en sus campañas de evangelio, Samuel Francis y, su amigo, F. B. Meyer fueron ayudadores entusiastas.

El Sr. Francis perdió parcialmente la vista, por lo que los médicos le recomendaron que viajar por el mar le haría bien. Terminó siendo un recorrido por varios países del mundo, como Canadá, Australia, Palestina y Egipto, donde muchos más escucharon de la boca de Samuel Francis acerca del “Profundo amor de Cristo”.

Samuel Trevor Francis murió a la edad de 92 años. Dos de sus himnos están traducidos al castellano: “Oh, profundo amor de Cristo” y “Recordámoste, Señor”.

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